Seguro que alguna vez has visto enormes filas de coches en una zona poligonal o en un concesionario que parece que lleven una eternidad ahí retenidos. Lo que posiblemente también te hayas preguntado en alguna ocasión es qué ocurre con aquellos que no se consiguen vender. 

En primer lugar, conviene saber que tradicionalmente los fabricantes de automóviles no venden vehículos directamente al público. En lugar de hacer esto, los fabricantes venden vehículos a los concesionarios, que, a su vez, venden vehículos al público en general. 

Por lo tanto, los coches que no se venden, aunque quizá una forma mejor de decirlo sea “coches de venta lenta”, son problemas de los concesionarios. 

Los concesionarios no pueden devolver los vehículos al fabricante. El único recurso que tienen es  encontrar alguna forma, de alguna manera, de vender todos los coches que compran a los fabricantes cuyos productos representan.

¿A dónde van a parar los coches cuando llega el momento de hacer sitio a los modelos más nuevos?

Hay dos factores que presionan a los concesionarios para vender coches rápidamente. Uno de ellos es la superficie física de que disponen en sus concesionarios. Un coche que no se vende ocupa el espacio de un vehículo que podría venderse rápida y rentablemente. 

Pero hay otro factor igualmente importante. La mayoría de los concesionarios no compran al contado los coches que venden. Los financian. Así que cada coche que se queda en el concesionario les cuesta los intereses de esos préstamos.

Lo que esto quiere decir es que cuanto más tiempo lleva un coche parado en el concesionario, más motivado está para venderlo. Les está costando dinero tenerlos ahí y están impidiendo que un vehículo potencialmente más rentable ocupe su lugar, se venda rápidamente y el concesionario obtenga un beneficio decente. 

Teniendo todo esto en cuenta, los concesionarios pueden tomar diferentes caminos para deshacerse de ellos:

1. Trasladarlos a otro mercado: pueden enviar los coches no vendidos a otro mercado en el que sí haya demanda del modelo en cuestión. Los gustos de los compradores de vehículos son más regionales de lo que parece. 

2. Los coches también se pueden vender en subasta. Eso supone ceder parte de la venta a una casa de subastas, lo que significa que el concesionario pierde mucho dinero, puesto que el coche ya estaría rebajado.

3. Poner precio a los coches para venderlos: la última opción es poner precio a los coches para venderlos. Al final del año, los fabricantes y los concesionarios quieren deshacerse del inventario para que los coches antiguos no compitan con los nuevos.

Muchos concesionarios intentan incentivar la venta de estos vehículos ofreciendo a sus vendedores incentivos especiales si lo consiguen. Por eso, algunos vendedores pueden dirigirte hacia un vehículo que no tiene nada que ver con lo que buscabas. Además, el concesionario suele ofrecer mayores descuentos en los vehículos de venta lenta que en los de venta rápida. 

4. Finalmente, otra táctica de los concesionarios es utilizar un coche poco vendido como “coche de préstamo” para algunos clientes o para el transporte diario del personal del concesionario. De este modo, el concesionario transforma el coche nuevo de venta lenta en un vehículo usado casi nuevo que suele venderse con un descuento importante sobre el precio de venta.

Ahora que ya sabes qué sucede con los coches o vehículos en general de venta lenta, quizá, si andas algo justo de dinero pero necesitas un coche, puedas aprovecharte de todas estas ventajas.